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NOSOTROS SOMOS LA MEDICINA

Updated: Mar 19


"Cada ser humano tiene un contrato interior con la vida, y ese contrato es sagrado. La única forma de convivir realmente de forma pacífica en este planeta es aprendiendo a respetar los contratos de los demás.” Thomas Hübl






Todos tenemos la responsabilidad de preservar el derecho a ser, a estar vivo, el derecho a realizarse y florecer, y el derecho a pertenecer de todos. Y cuando hablamos de derecho a pertenecer, a formar redes sanas donde podamos expresar nuestros dones, también hablamos del derecho de contribuir a nuestro entorno, porque los derechos humanos son también responsabilidades humanas. No es sólo el derecho que tengo, también es algo que se me pide.



Toda violencia doméstica, violencia de género, violencia racial, toda transgresión está hiriendo la corriente interior de la vida de un ser humano, que es sagrada. Esto crea trauma y crea una herida que subyace a la herida síquica, emocional o física. Debajo del estrés postraumático, el trauma del apego, o el trauma del shock, hay una transgresión ética y una restauración ética que tiene que ocurrir. Sólo cuando esa restauración ética ocurre, la implicación entre una persona herida y el transgresor puede ser liberada.



Frente a una agresión, nuestro organismo responde cerrándose para sobrevivir y evitar daños mayores. Esta es la respuesta de trauma. Pero en cada transgresión no solamente la corriente de vida de la víctima es afectada, también se ve afectada la persona que ha transgredido. La diferencia entre el trauma de la transgresión y el trauma de ser victimizado o herido, es que en la persona que fue herida, la corriente de luz permanece abierta, mientras que en la persona que trasgrede, la corriente de luz, la conexión con la fuente espiritual se reduce o se apaga.



Cuando tenemos estos dos mecanismos, el herido como transgresor y el que está siendo herido, en ese momento se forma una implicación, y esa implicación a menudo permanece latente porque no se resuelve en la generación en la que ocurrió. Permanece en la conciencia colectiva, como campo de trauma del inconsciente colectivo, descansa allí y las siguientes generaciones nacen en este campo. Nuestro propio trauma o karma es parte de eso.



Es por eso que a menudo tenemos la responsabilidad de restaurar partes de la información que las generaciones anteriores no pudieron restaurar. No porque lo hayamos hecho nosotros, sino porque estamos sentados en las secuelas de la transgresión. Es una diferencia muy importante. Nuestra responsabilidad, nuestra habilidad de responder, es la habilidad de responder que es exclusivamente nuestra y de nuestras raíces, del medio en el cual crecimos. Nosotros somos la medicina.





Ser capaces de responder significa ser capaces de encontrar una relación para realmente mirar en profundidad cómo se siente cada herida. Si podemos percibir como se sienten estas herida a través de nuestras emociones, a través de nuestro cuerpo, de nuestras mentes, de nuestros tejidos sociales y prejuicios sociales, podemos entonces empezar a iluminar las secuelas. Al iluminar las secuelas con nuestra consciencia, creamos integración, y la integración es liberación. 



Todo lo que ha sido separado vive una vida como una burbuja separada. Toda la energías que no pudieron integrarse porque hubiera sido un proceso demasiado doloroso en las generaciones anteriores permanecen como fantasmas, información incorpórea. Se trata de información incorpórea que necesita personas con cuerpo para volver a encarnarse. De lo contrario, permanece como niebla, niebla social, fragmentación social, polarización, fuente de conflicto entre nosotros. Intentamos hablarnos, pero a menudo es como si nos habláramos a través de la niebla y nos viéramos a través de la niebla. Decimos que vemos la vida, pero no sabemos cómo sería la vida sin esa niebla. Cuanto más integramos el trauma y las transgresiones del pasado, la calidad de nuestras relaciones, el flujo de datos entre nosotros se eleva enormemente. De lo contrario, la niebla produce mas fragmentación, y cuando fragmentamos más los campos, volvemos a funcionar en modos evolutivos anteriores, modos de supervivencia más básicos en lugar de modos sociales más sofisticados.



Todos tenemos la responsabilidad de mirar: "Vale, ¿cuál es mi capacidad para responder a las partes de mis antepasados que resultaron heridas o que hirieron a alguien?". Desarrollar mi relación con ese pasado es el principio de la respuesta. Soy capaz de responder a eso, no sólo de reaccionar a eso o de evitarlo, sino de ver cómo podemos tener una elección libre, ser determinados por algo nuevo que estamos eligiendo, no por, el pasado, por lo que no somos.



A menudo la gente dice: "Tengo miedo de sentir a mis antepasados porque temo que esa energía me influya". De todas formas, esa energía nos está influyendo. Evitar no es protegerse de ser influenciado. La evitación es una manifestación de ser influenciado. Cuando lo estoy evitando, aunque sea inconscientemente, ya estoy influenciado por ese pasado porque no soy capaz de ser plenamente yo mismo. Necesito cerrar ciertas cualidades de mí mismo para evitar esa parte de mi corriente ancestral.



Cada vez que se comete un crimen o alguien resulta herido se produce una implicación, y esa implicación tiene que aflojarse para que la vida pueda liberarse. Para que esto ocurra, la transgresión ética debe ser totalmente reapropiada. Reapropiarse significa no sólo intelectualmente digo: "Sí". La reapropiación es una función de todo el cuerpo. Me permito estar desnudo en la comprensión profunda de lo que eso significa. Por eso la restauración es un proceso muy profundo. Es el principio de abrir el corazón a la dimensión del daño que se ha causado, y de permitirme sentirlo plenamente como un ser íntegro. 



Este el trabajo ancestral, creo, necesita ser parte de cualquier proceso terapéutico más profundo. Hemos creado, especialmente en Occidente, una versión hiper-individualista del ser humano que es muy sofocante. La curación individual no son sólo cuestiones individuales, nuestras cuestiones son, por supuesto, individuales, pero son mucho más que eso.



Cuando abro la visión híper-individualista del ser humano, me convierto en parte de un paisaje mucho más grande. Entonces vuelvo a encontrar mi lugar. Me vuelvo más parte del río de la vida. Nado en el río de la vida, sin necesidad de detenerme, congelarme o bloquear su movimiento. Entonces crece mi capacidad de recibir al mundo, puedo contener más información y abrirme a lo ancestral y a la dimensión colectiva para que se produzca la restauración y la vida florezca en los niveles más profundos.




Para que seamos la medicina, para que tengamos capacidad transformadora es necesario hablar el lenguaje de lo que no es visible y de lo que no se dice. Esa es la capacidad de un sistema integrado. Necesitamos la información que está por debajo del radar de la percepción habitual de la vida, la información que está en la raíz de nuestras disfunciones, pero a menudo en nuestra vida sólo vemos los síntomas y no encontramos sus raíces.



Las raíces están en las transgresiones de lo sagrado. La corriente interior de la vida en un ser humano es sagrada y es nuestro contrato con la vida. Cada individuo tiene un contrato con la vida que es sagrado, entre la vida y ese individuo, y no puede ser transgredido. Si se transgrede, se crean inmediatamente secuelas para ambos.

Tristemente, muy tristemente, vemos mucho de eso en nuestro mundo, y creo que la curación de todos, el trabajo de todos y el trabajo de impacto social de todos, es parte de cambiar eso y crear más y más respeto por los derechos humanos, la dignidad humana, el respeto de esa línea interior, y que nos honremos los unos ante los otros porque sólo cuando nos honramos los unos ante los otros podemos ser una bendición para los demás.



Esa es también la transición de las jerarquías de poder a sistemas relacionales de convivencia que se basan más en la aptitud y la relación que en el poder. Estamos en el proceso de curar las heridas o de desmantelar las estructuras basadas en el poder frente a las basadas en las relaciones y en el respeto mutuo, y esa es la semilla para el nacimiento de un mundo nuevo.



Si te interesa profundizar en esta forma de sentir y entender la vida, te invitamos a integrarte a nuestro GRUPO de ESTUDIOS de CIENCIA INTERIOR, que abre las puertas una vez al año, y el momento es AHORA!





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GISELLE CHARBONNIER

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